5 PROBLEMAS QUE PODÉS SOLUCIONAR CON TERAPIA EMOCIONAL

Las emociones no son ni buenas ni malas, todas son necesarias y valiosas, puesto que guardan un profundo mensaje: Nos indican que algo está ocurriendo en nuestra vida y que en algunos casos necesitamos solucionar. En ciertas ocasiones, la intensidad de las emociones que nos resultan incómodas y limitantes es cada vez mayor y llegamos al punto de no poder gestionarlas. Entonces, lo adecuado sería acudir a un profesional que nos ayude para evitar dañar nuestras relaciones y a nosotros mismos.  

Las técnicas de liberación emocional ayudan a llegar al origen del problema de una manera natural y promover un cambio positivo. Cuando baja la intensidad de las emociones es posible integrar cognitivamente la experiencia y acceder a recursos internos. También es útil para promover el Crecimiento Personal y solucionar problemas cotidianos. El objetivo de la terapia emocional es aliviar la tensión y mejorar la calidad de vida propiciando alcanzar el equilibrio.  

 

Bloqueos mentales o emocionales

Cuando en cualquier contexto, en el trabajo, en el momento de un examen o en el marco de una relación de pareja, etc:

·    Te quedás en blanco, no sabés qué decir
·    Te cuesta pensar con claridad
·    Te sentís estancado/a
·    Te sentís imposibilitado/a para llevar adelante tus objetivos aunque tengas los conocimientos y recursos para hacerlo.
·    No podés avanzar y no sabes por qué
·    No ves la salida
·    Te cuesta mantener una actitud positiva para no derrumbarte.  

Miedos y Fobias

Sentís un miedo intenso y desproporcionado ante determinados estímulos concretos o situaciones, y a pesar de ser consciente de que no representa un peligro real para tu vida no lo podés controlar. Los más comunes son:
·    miedo a los espacios cerrados,
·    miedo a conducir,
·    miedo a hablar en público,
·    miedo a la sangre,
·    miedo a los perros,
·    miedo a las alturas,
·    miedo a volar en avión,
·    miedo a la muerte.

 

Autocontrol de impulsos y emociones

Solés actuar de manera impulsiva, es decir, sin reflexionar sobre las consecuencias de tus decisiones, actitudes o comportamientos, hasta el punto en que “explotás”. Una tensión interior creciente te provoca malestar y te impulsa a comportarte de manera que puedas liberarte pero sin controlar. Luego cuando reflexiónás, experimentás sentimientos de culpa, vergüenza o remordimientos y seguís manteniendo ese patrón a pesar de estar consciente que es perjudicial para vos y los que te rodean. Sentís que estás a la defensiva.  Lo más común son conflictos familiares y dificultades en las relaciones, problemas laborales, ansiedad o angustia unida a sentimientos de culpa.    

 

Situaciones traumáticas

Has vivido situaciones que te han generado un shock emocional muy intenso que no has logrado procesar.
·    Pudo ser un accidente,
·    la pérdida de un ser querido,
·    un atraco,
·    abuso sexual,
·    maltrato físico o psicológico
·    enfermedades que dejan secuelas graves.

Es posible que recuerdes constantemente esos episodios y revivas el dolor como si estuviera sucediendo en este momento, sin poder dejar atrás ese pasado traumático. O que, por el contrario, tu mente consciente lo haya borrado como mecanismo de defensa, lo cual te hará pensar que no ha dejado secuelas. Sin embargo, si ese impacto emocional permanece activo a nivel inconsciente, se manifestará a través de miedos, preocupaciones, un estado de alerta permanente o comportamientos disfuncionales.    

 

Autoestima

·    No te aceptás tal como sos, te juzgás y le das una importancia exagerada a tus defectos.
·    Te sobre exigís, no confías en tus capacidades, sentís mucho miedo al fracaso, minimizás tus logros y nunca es suficiente.
·    Sentís que te autosaboteas.
·    Tenés demasiado en cuenta la opinión de los demás y necesitás aprobación para sentirte bien.
·    Te comparás con los demás o sentís inferioridad.
·    Te das cuenta que te cuesta expresar tus sentimientos por miedo al rechazo o te cuesta mucho decir que NO.
·    Te sentís culpable cuando cometés errores y no aprendés a perdonarte.Esta percepción de vos mismo/a te limita y genera una sensación de infelicidad.

 

 

En general recibimos escasa educación sobre la importancia de nuestro autocuidado emocional y considero que eso incide en nuestra tendencia a querer resolver todo solos/as, pensar que “somos así” y esperar convenciéndonos de que en algún momento se solucionará o cambiará. Es importante reconocer que no necesitamos resignarnos a vivir con estos malestares, que en algunos casos pueden hasta somatizarse y traspasarse a dolencias físicas.  Podés acceder a una terapia breve, eficaz e innovadora y aprender a gestionar tu universo emocional para favorecer tu bienestar y calidad de vida.
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