BIENESTAR Y LOGRO DE RESULTADOS

Vivimos en un mundo demandante y acelerado que nos empuja a correr sin parar.  A esto se suma un contexto de incertidumbre y de cambio que nos lleva a sentir que se nos escapa el tiempo, la calma, el rumbo, las oportunidades e inclusive la vida.    Si queremos preservar nuestro bienestar y obtener resultados, necesitamos reconocer y respetar nuestro ritmo y el de los demás y desarrollar habilidades que nos permitan aprender, ser flexibles y tolerantes y preservar lo importante.     

Liviandad

Es la capacidad de aprender a darle a las cosas o situaciones el peso que tienen sin exagerar, ni minimizar Tenemos tendencia a querer detener el tiempo ante los lindos momentos y a huir de lo que nos disgusta. Tener conciencia de que todo, tarde o temprano terminará, ayuda a vivir intensamente cada momento como un regalo de la vida. Agradecer y disfrutar los momentos agradables y tener la certeza de que las “malas rachas” pasarán, incluso el dolor más profundo pasa si no nos aferramos e identificamos con el. La liviandad permite hacer lo mejor en cada momento sin perder la calma y el disfrute, sabiendo que si cometes errores la próxima podrás hacerlo mejor. Quien actúa con liviandad muestra optimismo en lo que hace y sabe reírse de sus propios errores e ingenuidades sin burlarse de sí mismo o de los demás.    

Excelencia

La excelencia consiste en hacer las cosas lo mejor posible, aceptando el error como parte fundamental del proceso de aprendizaje. Te permitirá desarrollar la creatividad, potenciar habilidades, buscar alternativas, admitir críticas y sugerencias y celebrar los avances, aunque aún no hayas llegado al 100%. Quien se compromete con la excelencia sabe que el camino es más importante que la meta. Y si algo sale mal no se desvaloriza, sino que reconoce que hay algo que necesita mejorar y lo hace mientras avanza hacia los objetivos.      La exigencia, en cambio, no busca hacer las cosas lo mejor posible, sino hacerlas perfectas. El problema es que cuando las personas se orientan a la exigencia tienden a creer que lo que hacen es lo que son y que si no hacen algo perfecto entonces habrán fracasado y eso afecta a su propia identidad generando desvalorización (soy torpe, no sirvo, no soy capaz). El foco está en el resultado, por eso, si no se cumple el objetivo no reconocen ningún beneficio, no pueden celebrar los avances.  La exigencia no conduce a la excelencia como muchas personas creen.    

Humildad

Etimológicamente proviene del latín humilitas, que significa “pegado a la tierra”. Es una invitación a mantener los pies sobre la tierra y a descubrir el valor de lo que realmente importa. Es un modo de ser y de relacionarse con los demás.   Obrar con humildad es esencial para evolucionar. Las personas humildes reconocen que nadie es perfecto y ven la vida como una oportunidad de aprendizaje. La persona humilde no se considera por encima ni por debajo de nadie, no necesita competir, sabe reconocer y valorar a los demás. Es capaz de reconocerse y de valorase sin vanagloriarse por sus éxitos, ni desesperarse ante sus fracasos. Quien practica la humildad se mueve con autenticidad, pide la ayuda que necesita y la recibe con gratitud, brinda su ayuda desinteresadamente, aparta los intereses particulares o personales al momento de tomar decisiones o emprender acciones y está abierto a ofrecer disculpas por sus errores. Cuando una persona se vuelve humilde, conecta con su esencia y adquiere grandeza en el corazón de los demás.       

Motivación y Voluntad

La motivación es una especie de impulso que nos lleva a hacer sin que nos requiera demasiado esfuerzo, por ello, comúnmente la asociamos a palabras como energía, fuerza y ganas. Aunque en realidad termina siendo variable e impredecible dado que depende de nuestro estado emocional. Las personas que esperan a estar motivadas para hacer algo ya fracasaron antes de comenzar.  Estas personas funcionan por lo que sienten «me siento bien», «me siento mal», entonces un día están animados y al otro no, un día avanzan y otro retroceden a merded de la inconstancia en su manera de pensar y actuar, de acuerdo con cómo se sienten manejan su vida.

“Si la motivación es la cerilla que prende la mecha, la fuerza de voluntad es la cera de la vela” Mago More. La voluntad es el relevo de la motivación y requiere ser entrenada.

 La voluntad se define como la aptitud de decidir y ordenar la propia conducta. Es la decisión consciente que toma una persona para ponerse en marcha y dirigirse hacia un objetivo. La voluntad es la manera de ejecutar inteligentemente nuestro propósito, en ella reside la libertad desde donde nuestros comportamientos dejan de ser en automático y empiezan a ser conscientes y voluntarios. Es en la voluntad donde comienzan los cambios y las mejoras. Las personas que obtienen resultados extraordinarios hacen que las cosas sucedan. Aprendieron que la motivación es lo que impulsa el inicio, permite comenzar, y que la fuerza de voluntad es la que sostiene cuando la motivación inicial comienza a decaer.    

Ejercicio:

La voluntad es como un músculo que necesitamos entrenar.  Te propongo ejercitar las habilidades que sustentan la Voluntad.  

1/ Tomar decisiones:

Analizar y elegir una posibilidad entre varias y renunciar a las demás.  Estas preguntas te pueden ayudar: ¿Cuál es el propósito de tu acción? ¿Cuánto querés lo que decís que querés? ¿Para qué lo querés?  

2/ Evaluar y aclarar metas:

Tener claros los objetivos.  Cuando observamos que nuestra voluntad flaquea estas preguntas pueden ayudar: ¿Para qué estás dirigiéndote hacia esa meta? ¿Sigue teniendo sentido esto que hacés? ¿Será necesario modificar algo para que sea más coherente con tu deseo?  

3/ Resistir los impulsos:

Resistir las tentaciones diarias y el deseo de tenerlo todo y ya. Aprender a decir que no a placeres inmediatos para conseguir objetivos a largo plazo.  Es muy tentador dejarse llevar por lo que nos gusta, lo más cómodo o lo más fácil. El fracaso de la voluntad se sustenta en desgano, pereza, cansancio, miedos, indecisiones, postergaciones, rutinas, inconstancia, terquedad de no cambiar de planes cuando los resultados no son los esperados. ¿Cuáles son tus principales distractores o evasores?  

4/ Mantener el esfuerzo sostenido en el tiempo:

Generar hábitos que para mantenernos activos y comprometidos con el objetivo aunque aparezcan obstáculos que exijan perseverancia. Estar dispuestos a reflexionar y aprender de los errores para no cometerlos de nuevo y avanzar.  Aceptar la frustración como parte de la vida y aprender a tolerarla y a gestionarla para no abandonar. Trabajar todos los días un poco respetando nuestros tiempos, descansando y celebrando los avances por pequeños que sean. Esto requiere comprometerse con uno mismo y soltar la creencia de que fuerza de voluntad implica sacrificio y sufrimiento.    

Cultiva tu voluntad, en ella radica el éxito de lo que te propongas, te dará firmeza en tus propósitos, solidez en los objetivos y ánimo frente a las dificultades. 

“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica, la voluntad.” Albert Einstein