La zona poderosa para obtener resultados extraordinarios

Conocer nuestra zona de resultados nos permite enfocar nuestra energía y tiempo para ser efectivos en todo lo que hagamos.   

Zonas en las que fluimos al hacer cosas

ZONA DE IMPOTENCIA

Situaciones que no puedo controlar, que no dependen de mí

ME PREOCUPO-Energía desperdiciada

 
ZONA DE INFLUENCIA 
Puedo influir parcialmente en la situación 

ME RELACIONO CON LOS DEMÁS- ¿Cuál es mi margen de maniobra?

 
ZONA PODEROSA 
Lo que puedo hacer y depende totalmente de mí
 
ME OCUPO-Energía Útil
 
 

Cuando sientas que no podés avanzar, date el permiso para frenar y reflexionar en qué zona estás. Eso te permitirá reenfocarte y rediseñar tu plan de acción. Lograr el resultado deseado o fracasar no depende solo de las circunstancias, sino que es el resultado de la respuesta que cada uno de nosotros decide dar frente a las mismas situaciones El punto clave es saber que las zonas no son fijas, se expanden o se contraen según nuestra percepción y especialmente según adonde nos estemos enfocando. Por ejemplo, si tratamos de explicarnos por qué no podemos lograr algo, encontraremos buenas razones y nuestra zona de resultados se contraerá.  Por el contrario, si buscamos maneras de influir, tarde o temprano encontraremos pistas y soluciones y entonces nuestra zona de resultados se expandirá.  

Zona de Resultados

Es la zona en la que es posible realizar cambios.

Está formada por dos ámbitos interdependientes, el personal y el de relaciones.

La clave está en nuestro poder personal. A veces dejamos que las circunstancias dirijan nuestra vida o hemos cedido ese poder a otras personas. Si prestamos atención encontraremos donde podemos haber perdido nuestro poder personal, tal vez en una relación amorosa, un jefe, o puede estar distribuido un poquito en cada miembro de la familia.  Cuando nos damos cuenta, lo podemos recuperar.  

Ámbito Personal o zona poderosa

Esta es la zona en la que resulta conveniente realizar las mayores inversiones.  Necesitamos el coraje para adentrarnos en nuestro interior a observar lo que no vemos.  Si lo hacemos es posible descubrir el origen de nuestras conductas automáticas y nuestro potencial desconocido y así podremos transformarnos en la persona capaz de obtener los resultados que anhelamos. 

La clave es el autoconocimiento ya que la única persona sobre la que podemos intervenir es sobre nosotros mismos. 

Podemos intervenir en nuestras emociones, pensamientos, creencias, conductas, actitudes, hábitos, decisiones y acciones. En este espacio nos encontramos con nuestro amor propio, confianza, seguridad, merecimiento, consecuencia de nuestras decisiones y acciones, etc. 

 

En esta zona tenemos el control y desde aquí nos relacionamos con los demás y con el mundo, creamos nuestra vida.    Aunque esta zona es la más poderosa y es la que permite el mayor apalancamiento para obtener resultados extraordinarios es la que habitualmente pasa desapercibida. Normalmente atrae nuestra atención lo que podemos ver, entonces nos concentramos en los resultados y olvidamos el proceso necesario para conseguirlos y la infraestructura que subyace a esos procesos y proporciona las capacidades de logro: nosotros mismos. Podes conocer también, La Dimensión Oculta de los Resultados    

 

Ámbito de relaciones o zona de influencia

Es el ámbito en el cual nos conectamos con la gente para crear los resultados que queremos, en el que podemos generar un impacto en la vida de los demás y aportar valor.  La conexión es la base de la influencia, sin ella no hay verdadera comunicación. Y para comunicar la clave es conversar; en conversaciones creamos redes de relaciones, inspiramos, motivamos, negociamos, colaboramos, coordinamos acciones.

En esta zona nos ocupamos de existir en el mundo de los otros, de elegir a las personas con quienes relacionarnos para crear sinergias que nos permitan crecer, de conectar con quienes consideremos estratégicos según nuestras ideas o visiones. Mientras más mostramos lo que somos y donde queremos llegar, más fácil se abren las oportunidades necesarias.  Algunas competencias estratégicas para desenvolvernos con efectividad son la confianza, credibilidad, empatía, humildad, pasión y positividad.

Existen multiples formas de relacionarnos e impactar, aunque hay tres aspectos que considero fundamentales cualquiera sea la forma que elijamos:

    Trascender miedos o superar la apatía, estableciendo un Propósito claro, que nos permita dar el primer paso sin quedar paralizados

    Tener motivos sólidos para entregar valor y generar un cambio en la vida de las personas, para asegurarnos no abandonar, sentirnos plenos y lograr dejar un legado

    Recibir una retribución proporcional al valor que aportamos.  Solo así podemos dar continuidad a nuestro propósito.

Lograr resultados extraordinarios y decidir dejar huella en el mundo requiere salir de nuestra zona conocida y segura.  

Zona de impotencia o ámbito de preocupaciones

En esta zona no tenemos ninguna capacidad de influencia. Sin embargo, esta zona puede influir sobre nosotros, manteniéndonos en un estado de alerta y preocupación. Todos deseamos ver nuestros deseos cumplidos y cuando queremos conseguir algo y no lo alcanzamos es común sentir impotencia y frustración. Permaneciendo en esta zona nos desgastamos frente a situaciones que no podemos cambiar porque están ajenas a nuestro control. Es probable que nos surjan sentimientos de culpa, frustración, acusaciones, impotencia y estrés. La clave es reconocer que estamos enfocados en una zona errónea y movernos rápidamente a la zona de resultados. En algunos casos podemos encontrar la manera de influir y modificar situaciones de esta zona.  

Los ámbitos de esta zona:

Ámbito personal de los demás: las palabras, ideas, acciones, pensamientos, sentimientos, conductas, actitudes, hábitos, errores y consecuencias de las acciones de los demás, que no podemos controlar.

Ámbito social: situaciones que no están directamente relacionadas con nosotros, aunque nos sintamos afectados, no están dentro de nuestra posibilidad de influencia, acción o control, por ejemplo: conflictos bélicos, crisis económicas, inseguridad pública.

Ámbito del Universo: no está en control nuestro, ni de los otros, por ejemplo, terremotos, inundaciones, catástrofes naturales, milagros, etc.  

¿Cuánto tiempo dedicas a preocuparte por situaciones que están fuera de tus posibilidades de influencia o acción? ¿qué cambiaría si decides dejar de preocuparte y enfocarte en encontrar una alternativa de influencia o de acción?  

¿Dónde estás enfocando tu atención, tiempo y energía?

Ahora que conoces las zonas podés elegir conscientemente en cuál invertir tu tiempo y dedicación. Focalizar en aquello que depende de nosotros o de nuestro ámbito de influencia nos ayuda a desarrollar una actitud proactiva y a sentirnos protagonistas de las situaciones por muy complejas que sean. También es importante tener presente que cuando accionamos o nos relacionamos con los demás y con el mundo, lo hacemos desde el ámbito personal o zona poderosa, invertir en nuestro desarrollo personal potencia nuestros resultados.